Enseñarle la lengua a los complejos es una buena forma de darle un portazo en las narices al miedo. La mayoría de las dudas sobre nosotros mismos vienen de la gratuita opinión que dan los demás.
No aguanto más que me digan si hago o no hago lo correcto, prefiero la espontaneidad, el ser yo misma e improvisar.
Paso de vivir más con la presión de agradar a todo el mundo, es sencillo, a quien no le guste que se joda.
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